Baile en el Moulin de la Galette – Pierre-Auguste Renoir

Uno de los cuadros más llamativos del Museo parisino de Orsay es Baile en el Moilin de la Galette, el cual es una de las creaciones pictóricas más reconocidas del artista francés Pierre-Auguste Renoir. En un principio, este cuadro fue parte de la III exposición de los impresionistas realizada en 1877. Posteriormente, entre los años 1879 a 1894, se integró a la colección perteneciente al pintor Gustave Caillebotte, quien entregó esta obra de arte al Estado francés en 1894.

Después, estuvo expuesta en el museo de Luxemburgo en París durante los años 1896 a 1929, hasta que se entregó a la custodia del Museo del Louvre. Años más tarde, específicamente entre los años 1947 a 1986, permaneció a la vista del público en Galerie nationale du Jeu de Paume (Galería nacional del Juego de Palma). Desde 1986 se puede apreciar la belleza de esta pintura de arte en el Museo de Orsay.

¿Qué contemplamos a primera vista en Baile en el Moilin de la Galette?

El espectador puede apreciar un momento al aire libre dentro del patio de la Galette, ubicado en Montmartre, París, justamente en horas vespertinas de un domingo durante el verano- Este lugar era frecuentado por artistas jóvenes, quienes acudían para divertirse e inspirarse en sus diversas creaciones. Por ende, Renoir plasmó en este lienzo una escena de la vida real, en la que pueden verse en la sección derecha de este cuadro a algunos de sus amigos más cercanos, los cuales permanecen sentados.

Además, en la sección izquierda puede verse una pareja que está bailando y se trata de la modelo favorita de Renoir (Margot), junto a Pedro Vidal de Solares, pintor oriundo de Cuba. Hacia el centro del cuadro se puede ver a Jeaninne y Estele, quienes fueron hermanas y modelos del pintor. Las demás personas son personajes desconocidos que proporcionan mayor movimiento a la escena, mientras conversan, ríen y bailan, mientras una niña en el ángulo izquierdo de la sección inferior contempla lo que pasa a su alrededor de una manera inocente.

Esta obra es muy vibrante

Dentro de la escena hay dos zonas, sobresaliendo a modo de primer plano un grupo de jóvenes conversando de manera relajada y entre ellos, dos mujeres que estando sentadas se voltean hacia los espectadores. Es aquí donde convergen las dos diagonales que se pueden ver en la escena y de forma simultánea, las figuras en toda esta obra se aprecian de manera equilibrada, ya sea bailando o permaneciendo tanto de pie como sentadas, quedando realzadas con el colorido de las manchas que están en el cuadro.

Lo más probable es que Baile en el Moulin de la Galette no fue pintada al aire libre, sino dentro del estudio del artista, lo que no impidió a Renoir apegarse a la realidad, sobre todo con la forma en que plasmó cada uno de los efectos lumínicos que se filtraron mediante las hojas de los árboles que están en el patio, por lo que la escena queda impregnada de matices azulados y blancos, propios de un momento en que estaría comenzando a anochecer, ya que se pueden ver encendidas a las lámparas de gas.

Renoir se caracterizó por una pincelada muy natural, que está acompañada por un gran colorido, sin que haya hecho algún dibujo previo. Aunque muchos estudiosos del arte piensan que el artista intentó representar al realismo, solo que este se redujo por el estudio de la composición realizada y su formalismo correspondiente, ya que la luminosidad y el escenario previamente concebidas por el pintor, aparte que estos personajes están en un ambiente muy cordial, totalmente distanciado de los conflictos de índole social que ocurrían en aquel entonces.

La sensualidad y el erotismo son cualidades icónicas de esta creación artística, ya que cada una de las personas que están en la escena, no solo se ocupan de sostener una conversación, sino que sus miradas expresan placer, deleite y goce entre ellos mismos en medio de esta experiencia cotidiana para Renoir, quien se reunía con ellos en el Moulin en fechas dominicales.

Visualmente se nota una estructura directa en la que destacan planos superpuestos, lo cual es generado de acuerdo a la perspectiva óptica que tenga el espectador de la escena. Desde la sección inferior izquierda, puede verse un camino que se inicia al lado de los espaldares de las bancas, con el que se puede llegar al área donde están bailando y que se cierra entre las parejas que disfrutan de esta actividad.

Con las pinceladas de Renoir se desdibujan las figuras con ligereza, generando un contraste con la quietud de los árboles y las lámparas. Y precisamente la luz se interna entre las figuras para iluminar los rostros de estas personas, sus prendas de vestir y sus cuerpos, por lo que es un elemento que destaca dentro de este cuadro para propiciar una atmosfera especial que distingue a la pintura impresionista de otros estilos pictóricos.

Pero esta vitalidad y alegría esconde situaciones inadecuadas que se hacían presentes en estas celebraciones, las cuales Renoir no quiso dar a conocer, como es el caso de la prostitución, lo que causaba una gran interacción entre los asistentes a estas reuniones, solo que era una actividad que se desarrollaba en medio de circunstancias problemáticas y conflictivas, porque estas personas eran muy humildes que conseguían muy poco dinero para subsistir, quedando obligados a prostituirse para conseguir algunos centavos que les daban sus clientes, quienes también eran bohemios y artistas. Por ende, Renoir simplemente se enfocó en mostrar tanto al lugar que sirve de escenario como a las personas plenamente inmersas en un sentimiento de emoción y alegría.

¿Qué pasaba con Renoir durante la época en que pintó este cuadro?

Para aquel momento, Renoir contaba con 35 años y no era tan conoció entre quienes eran partidarios del impresionismo, mostrando un instante de cotidianidad entre escritores y artistas, puesto que Renoir vivía cerca de este sitio, siendo uno de sus amigos quien le recomendó hacer una pintura de este lugar.

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