Los girasoles, Vincent Van Gogh
El pintor holandés Vincent Van Gogh, es el autor de la serie de composiciones pictóricas Los girasoles, las cuales realizó entre los años 1888 a 1889, destacando que tres de estos cuadros presentan catorce girasoles dentro de un jarrón. Otros dos cuadros muestran a doce girasoles. Asimismo, hay un cuadro con cinco girasoles y un cuadro con tres girasoles. Los primeros cuatro lienzos fueron realizados por Van Gogh en 1888, mientras vivía en la localidad francesa de Arlés. En enero de 1889 trabajó con los otros tres. Todas estas pinturas tienen dimensiones aproximadas de 90 cm de alto por 70 cm de ancho.
Es bueno saber que Van Gogh empleó un pigmento de cromato de plomo o amarillo de cromo, para darle a estos girasoles un color muy particular y enigmático, puesto que como esta sustancia se descompuso gracias a estar expuesta ante la luz, el color amarillo brillante que originalmente habría plasmado, pasó a convertirse en un tono verdoso y pardo.
Tuvo una etapa personal turbulenta antes de trabajar en estos lienzos
En 1886 Van Gogh se establece en Francia (específicamente en París por sugerencia de su hermano Theo), luego de vivir un invierno bien duro en el que murió su padre y pasó momentos de dificultad económica. La actualidad parisina estaba impregnada de un entorno artístico muy dinámico, ya que pocos años atrás apareció el impresionismo. Van Gogh pudo conocer en aquel entonces a artistas como Gauguin, Seurat, Pissarro, Signac y Toulouse-Lautrec, con quienes compartía la intención de renovar el impresionismo.
Pero Van Gogh al ser alguien inquieto optó por estar en un sitio que le ofreciera mayor tranquilidad para trabajar, por lo que obedeciendo al consejo de Toulouse-Lautrec, llegó a Arlés (Provenza), específicamente el 20 de febrero de 1888. Era un momento en el que debió enfrentar una situación económica complicada, debido a que no pudo vender ninguno de sus cuadros, dependiendo exclusivamente del apoyo económico prestado por su hermano.
Después logra reunirse con Paul Gauguin, conviviendo con este artista por espacio de dos meses. No obstante, debido a que ambos tenían distintos temperamentos tuvieron serias disputas, a tal punto que el 23 de diciembre Van Gogh decide atacar a su amigo con una navaja de afeitar, que luego la uso para cortarse la oreja. Más tarde decide entrar en un hospital psiquiátrico de la localidad de Saint-Rémy, buscando dejar a un lado sus frustraciones para concentrarse en su trabajo.
Van Gogh comienza a trabajar en la serie Los girasoles
En el final del verano de 1888, Van Gogh inicia su trabajo con esta serie de lienzos. Una de sus inspiraciones para esto fue que la fachada de su casa en Arlés estaba pintada de amarillo, lo que combinaba perfectamente el sol radiante propio de esa estación. Estos cuadros están muy vinculados a la amistad que Van Gogh tenía con Gauguin, a tal punto que una de estas creaciones artísticas sirvió para decorar la habitación de este último, quien realizó un retrato de Van Gogh mientras pintaba Los girasoles, el cual se conserva en el Museo Van Gogh ubicado en Ámsterdam.
Inicialmente este artista holandés concibió trabajar en esta serie de lienzos con una intención decorativa, para que su hogar luciera mejor ante la llegada de Gaugin, escogiendo a un motivo con el que se fusionaban la evocación de la naturaleza junto a la belleza, aparte que podía usar el color amarillo que en realidad era su favorito. Al respecto, Van Gogh consideró que procurando convivir en el mismo estudio con Gauguin, deseaba pintar un conjunto de cuadros, que no tuvieran otra cosa sino grandes girasoles. Su plan era pintar doce lienzos en los que predominaran colores como el azul y el amarillo, laborando para esto diariamente desde el amanecer, ya que las flores se marchitaban rápidamente y todo se debe pintar con inmediatez.
A pesar que la serie de cuadros con girasoles hechas por Van Gogh es la realizada en Arlés, estando en París ya había hecho varios lienzos en los que esta flor tenía un rol protagónico, específicamente entre los meses de agosto y septiembre de 1887, con la particularidad que dentro de estas composiciones pictóricas los girasoles aparecerían solos, cortados o marchitos, cargados de colores y tonos muy fuertes, sin ningún jarrón que los acompañara.
En todas las etapas de su vida, las pinturas de Van Gogh muestran girasoles en distintos estados de conservación, ya sea plenamente como una flor o totalmente marchitos. Para aquel momento este artista logró una innovación con el empleo del color amarillo en la totalidad de su espectro cromático, junto a colores como el ocre, beige, naranja y marrón, aplicando el amarillo con pinceladas agresivas y fuertes con toques pequeños, consiguiendo que la pintura destaque por su plasticidad, para consolidar un relieve fino en la tela con el que se proporciona volumen a los girasoles. Y con el propósito de resaltar el anaranjado y el amarillo, uso colores como el azul cielo y el verde en los contornos, para propiciar una intensidad luminosa suave.
El color amarillo era el favorito de Van Gogh, ya que simbolizaba su mundo interior, motivo por el que decidió que se pintara de ese color su hogar en la localidad de Arlés, sitio en el que por vez primera tuvo su espacio personal, que trató de convertir en una comunidad de artistas que se avocaran exclusivamente a realizar diversas creaciones artísticas. Para este pintor el color amarillo significó la luz, la vida, el calor, por ser el color del sol, según lo expresado en una carta que le envió a su hermano, donde entre muchas cosas, hablo del sol y le mencionó lo hermoso que es el amarillo.
El color como forma de expresión de Van Gogh
El pintor neerlandés hizo ver que el color fue tomando una gran autonomía en sus obras, pasando a ser un elemento preponderante, sin que sirva específicamente para describir de manera física algún objeto. Por eso, el color es el medio para que este artista expresara lo que sentía, mostrara su mundo interior y explicara lo que le acerca al simbolismo. De hecho, en esta serie de Los girasoles, sobresale la fuerza del color amarillo por encima de una descripción sincera de esta flor, porque este objeto más bien demuestra lo que imaginaba el artista, con la expresión fuerte de su arte.
También, los contornos de estas figuras son muy precisos, lo que apunta al simbolismo, ya que Van Gogh hacía esto para dejar bien claro la singularidad de estas flores, que simbolizaban algo especial para este pintor, técnica que la usaba de manera caprichosa y que estaba supeditaba a la totalidad de esta creación, algo con lo que no estuvo de acuerdo Gaugin, siendo esto una de las razones para que ambos se molestaran.